Reflexión en torno a la Monarquía, el Neoliberalismo y la Izquierda en México, o de como Elena Poniatowska sustituyó a Carlota, la Emperatriz que nos negó Juarez.

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Recuerdo someramente como se dirimían las diferencias políticas cuando era niño. (Estoy hablando de hace 40 años) durante las pocas fiestas familiares donde se reunían las hermanas de mi mamá y sus esposos. Mi papá y mi tío, representantes de la izquierda de aquel entonces, (pertenecieron al Partido Comunista hasta que los “expulsaron”) discutían con mis otros tíos entre Cubas Libres de Ron Negrita cual sistema era mejor y se escuchaban los viejos argumentos en contra del sistema Comunista, de la falta de libertad en esos países, contrarrestados con burlas hacia nuestra supuesta libertad bajo el régimen del PRI, seguido del argumento de que en Rusia nada más por decir eso te mataban, y así. Si bien a veces las discusiones podían llegar a ríspidas, no recuerdo esta polaridad que vivimos ahora donde cada vez se aplica más la vieja sentencia popular que nos recomienda no hablar de Política ni de Religión, y nada más de Futbol, acabándose la tolerancia entre dos puntos de vista diferentes. 

Y no es que yo me encuentre del lado de la Derecha si critico a López Obrador o a Elena Poniatowska, y tampoco es que sea Morenista si opino que entre las opciones es la mejor. Como bien dijo AMLO con respecto a la señora que lo insultó en un ataque frenético durante la marcha en defensa del INE, “todos somos fruto de circunstancias”, y así ellos también son fruto de un País y de la implementación del Sistema Neoliberal a Nivel Mundial, que ha acendrado el culto al individuo, el ataque a la Comunidad y la concentración de poder en pocas manos, que los ha puesto en una posición que tal vez no buscaron pero estaba ahí para que alguien la ocupara, como trono de un sistema piramidal, sea este en el ámbito de lo económico, de lo político o cultural.

Por que el sistema capitalista es parecido al sistema de castas hindú, que acepta e incluye dentro de si a todas las religiones y formas de pensamiento, incluyendo a los que se oponen a él y se los traga dentro de si. Pero lo hace en su otro extremo, ya que mientras uno está basado en un concepto de vida eterno, prometiendo otra reencarnación; mejor o peor, dependiendo,  el otro se concentra en lo inmediato, realizando en el nombre de la libertad y de la oportunidad un sistema de castas todavía más cerrado, que se va tragando a sus enemigos, amigos, conocidos y desconocidos, como el  hinduismo con los invasores musulmanes e incluso con los que lo cuestionan, como los budistas, que son asimilados dentro de él como otra casta más, así el capitalismo asimila a sus detractores y los hace parte de su “Sistema”, como se comió a los Jipis, a los Punks, a los jóvenes del 68, a los Partidarios e intelectuales de izquierda  y a muchos otros que intentan realizar un cambio, y triunfan  en su lucha logrando insertarse de mejor manera en el sistema, pero  en su triunfo llevan también su perdición ya que eso los vuelve parte, engranaje, al conseguir un progreso económico y una mejora, pero individualista, como una curul de diputado, una base en el trabajo o un premio institucional, que se convierte en una ratonera gigante que hace que se reproduzcan los mismos valores  que supuestamente se estaban combatiendo, al interior del individuo y del colectivo, aún sin quererlo.

Yo, un nadie dentro de este sistema, sin nombre ni prestigio, que crecí durante los últimos años del Protecionismo Económico y del Bloque Socialista, que fui criado bajo el mito de los héroes masacrados de la generación del 68, y soy testigo, y víctima, como todos, de los Daños colaterales de la implementación del Neoliberalismo, que naturalizó la acumulación de la riqueza en unas cuantas manos, normalizando el despojo del resto, con el pretexto de la ineptitud y corrupción del Estado para administrar las empresas públicas y enalteciendo al Empresario como nuevo héroe nacional,  generador de la riqueza, y adelgazando al Estado favoreciendo lo Privado por encima de lo público, nos fueron convenciendo a partir del aparato ideológico de control  de masas de que esto era, no solo normal, si no incluso inevitable, ya que tras la caída del supuesto Sistema Socialista, solo queda el capitalismo como único sistema posible, del que nosotros no éramos, por supuesto, sus principales benefactores.

Esto se ve reflejado también en las llamadas “izquierdas” (Que antes eran varias, representadas por distintos partidos) que se diluyeron en el presupuesto del Estado a partir de la Apertura Democrática de López Portillo y adaptaron dentro de sus filas esta ideología de competencia y acumulación de Poder, propia del aparato del Estado fomentando los defectos preexistentes de simulación, ambición y egoísmo, que siempre han existido en los supuestos representantes del Pueblo, al grado de que el Partido político Oficial al día de hoy, que se dice de izquierda y actualmente gobierna en México, concentra todo su prestigio político en un solo hombre, cosa que ya antes había pasado con Cuauhtemoc Cárdenas y la formación del PRD, que aglutinó a las izquierdas tras negociar el Fraude de 1988 a cambio de jugoso presupuesto para fundar su Partido,  quienes ahora se pasaron a MORENA tras la figura de Lopez Obrador, quien con el apoyo de las Derechas Cristianas no Católicas, ni de lejos plantea un cambio en el Sistema ya que a lo más que aspira es a frenar la corrupción, la impunidad, lo que es bueno, pero seguir implementando las “recomendaciones” del Banco Mundial, si se puede disfrazadas de iniciativas del Presidente, como el Tren Maya, o de algo inevitable debido a nuestra vecindad con el imperio estadounidense, como la Pandemia, haciéndonos creer que gobierna el pueblo, cuando a este se le divide todavía más, ahora no solo con criterios ideológicos si no de género y diversidad sexual, convirtiendo en enemigos ya no solo a los de izquierdas y derechas si no a los de diferente orientación sexual, engordando y justificando un Estado Policiaco como supuesto defensor de las minorías al fomentar o permitir el desgarramiento social como bandera ideológica en los medios, lo que lo convierte en una institución perversamente mas confiable incluso que la familia, al convertirnos en enemigos a hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, padres e hijos, maestros y alumnos, que claman por la intervención de abogados y policías  en todo tipo de diferencias, siempre y cuando no sean estas de tipo económico, por que esas si se respetan y la propiedad privada, así sea  fruto del despojo del Pueblo cuando se privatizó lo Público durante los gobiernos neoliberales, esa si no se toca.

Si me preguntan a quien prefiero, de las opciones que hay en la “Política” pues claro que me inclino con Andrés Manuel, pero si me doy cuenta de que la concentración de poder político en su persona no es beneficiosa para el Pueblo de México ya que al interior de su partido y de su gobierno no se ha estructurado ni implementado un cambio de mentalidad del Pueblo con respecto a lo Privado y lo Público, el individuo y la colectividad, el yo y el Nosotros, fomentándose todavía más en su sexenio el culto a lo Privado en detrimento de lo público y al Individuo por encima de la colectividad, que es evidente en el culto que se hace a su persona, observándose las mismas prácticas de amigos y compadrazgos dentro de toda la clase política, y todo el proyecto parece que depende de un hombre, que parece que tiene un coro de intelectuales y periodistas, siempre mas tontos y feos,  que se dedican a enaltecer su figura y a verlo como el gran hombre por que no se quema dentro del fuego.

En el medio Cultural, esta ideología de competencia y concentración del Poder se inserta muy fácilmente dentro de nuestro ambiente desde el momento de que la crítica al poder parece solo válida si viene respaldada de prestigiados intelectuales, con renombre. (Que hayan gozado de algunos minutitos en las pantallas de Televisa) y entramos en el juego de los Expertos, donde el sentido común del Pueblo se ve delegado a las opiniones, entre menos entendibles mejor, de los entendidos. 

Así Carlos Monsivais, por ejemplo, se convierte en el principal y casi único crítico durante el salinismo cuyo nombre le permitió decir lo que a otros no y se convirte con el tiempo de ser portavoz de los sentires del pueblo a ser su   secuestrador, como todo lo que se concentra en pocas manos, siendo a la vez el principal acumulador de Premios Institucionales durante ese mismo sexenio y el Intelectual de oposición oficial que necesitaba el Régimen de la “Dicta-blanda” para tener un aire de Democrático, prestigio que curiosamente hereda al  Subcomandante Marcos, quien detrás de un pasamontañas puede decir lo que todos pensamos pero no nos atrevemos, o si nos atrevemos pero que importa si somos nadie y no tenemos los micrófonos y un Ejército Revolucionario, como él si los tuvo, poniendo de moda esta cultura de los Encapuchados, que tanto favorece a los intereses de fuerzas políticas a las que les conviene actuar por abajo del agua, como las encapuchadas que en el nombre del feminismo se han dedicado a destruir Monumentos, Escuelas y espacios Públicos, y como los Zapatistas que hicieron del encapuchado un símbolo, que eclipsó la lucha del Congreso Nacional Indígena, que se formó a raíz de los 500 años del “Descubrimiento” de América y que es un intento por articular las luchas de todos los pueblos Indios y no solo un grupo en particular que es lo que acabó sucediendo con el protagonismo alcanzado por el Zapatismo del EZLN, que mas parece un movimiento de liberación con fines individualistas, dirigidos solo para los miembros de su organización, ya que no sale y no quiere salir de sus cuatro municipios, y se apropiaron de banderas que pertenecen a todos los Pueblos de México, como  la figura de Emiliano Zapata, símbolo de la lucha de todos los indios unidos contra el Capitalismo.

Y esta acumulación de poder en pocas manos, llamada “Neoliberalismo”, que se nos vendió como Inevitable y único sistema posible,  no solo es un Sistema económico: también es un Sistema Ideológico que se implementa abiertamente en todos los niveles desde las caricaturas que vemos de niños hasta  las Universidades donde se forman los Profesionistas, y así el nuevo modelo de vida de los niños pasa a ser Bob Esponja por encima de Pedro Pica-piedra y el orgullo de las Universidades deja de ser su vinculación con el Pueblo, enfocándose ahora en una calificación del exterior,  a base de una ideología de vida donde es normal que halla ricos y pobres, Poseídos y Desposeídos, normalizando el abuso de los de arriba fomentando el culto a lo privado por encima de lo Publico tanto en el terreno de la educación como en el de la Salud como en todos los otros terrenos.

Esta ideología de vida se radicalizó en todos los niveles, no solo en el  lo económico, que se convirtió en territorio Privado de los Empresarios, si no también en lo Político, Paraíso exclusivo de los Políticos, (miembros del Partido, Diputados y Senadores), además de acostumbrarnos, inclusive, a pensar a través de nuestra Casta Intelectual, como si el Pueblo estuviera lobotomizado, lo que casi se logra gracias a los Medios controlados por Televisa enfocándose en hacer tele para jodidos, que nos convencen que somos malos, tontos y feos y no merecemos lo que los de arriba si, y tendremos necesariamente que respaldar nuestros pensamientos a través de alguno de estos Intelectuales o Líderes de Opinión, dueños del privilegio de Pensar. 

Y es que México es un pueblo muy dividido, como ya dije, y muy pocos personajes pueden ser importantes para todos los Méxicos que existen. Durante la Colonia, por ejemplo, Hernán Cortes fue el héroe pero para el Méjico de los Conquistadores, y solo el Rey de España de algún modo unía a toda la población, gracias a las Leyes de las Indias que favorecián a los indios pero tenían que ser cumplidas por los Conquistadores, haciéndose perversamente real aquel dicho de “Acátese pero no se cumpla”.

Como se ve en el texto de Francisco Cervantes de Salasar  “Túmulo Imperial” donde describe el monumento y las solemnes celebraciones que se hicieron a raíz de la muerte de Carlos V en la Ciudad de México en 1559, con pinturas, procesiones, Poemas, Danzas,  y Peregrinaciones, para conmemorar la muerte de un monarca que nunca estuvo aquí. La Conquista ( O Batalla de Tenochtitlan, como ahora le llaman), se hizo en nombre del emperador Carlos V, y nuestra independencia fue provocada por la ausencia del Rey Fernando VII, y fue concretada por Iturbide, Soldado Realista que después vio la necesidad de proclamarse “Emperador”, para gobernar este “País”, ante la necedad del Rey de España de no querer venir aquí a gobernar donde sería recibido con los brazos abiertos. 

Y así: nos decimos Federalistas pero somos centralistas; nos decimos Democráticos pero en realidad somos, no solo caudillistas, si no inclusive Mesiánicos; y decimos que no somos racistas, pero entendemos este termino solo aplicable contra los que discriminan Negros, no Indios. Y somos Monarquistas aunque nos digamos republicanos. Acabamos de ver en vivo, en transmisión simultanea por todos los canales, los funerales de la Reina de Inglaterra, como premio de consolación.

Vemos, por ejemplo, como la figura de Elena Poniatowska tiene importancia más allá de su literatura, que hace que las personas en México le den al cultivo de su persona un valor desmezurado, y lo presuman y sea de las cosas más importantes en su vida. Hace poco, con motivo de su cumpleaños, me la pasé viendo en Facebook fotos de mis amigos con su persona. Vi a través de dos personas , mi madre: Begoña Hernández y El Lic. Ricardo Pérez Escamilla (con quien trabajé como “Bibliotecario”)  la impronta de una relación con  “La Poniatowska”. Para los dos, el tener esa “Relación” parecía de las cosas más importantes en su vida, e iba más allá de lo social o lo económico, llegando al grado, diría yo, de lo Divino. El que Elena (para mi mamá) y Elenita (para el Lic Perez Escamilla) los visitara en su casa parecía que era el evento  más importante que les hubiera pasado en la vida.

A Don Ricardo Pérez Escamilla, que era una persona prominente, de buena familia (con mucho dinero, que es lo que lo hace “buena”, como diría mi abuelita) solo con “La Poniatowska” lo vi rebajarse al grado de casi suplicarle para lograr concertar una visita de “Elenita” en su casa. Primero por teléfono, rogándole, que accediera: 

-Cuando tu quieras, con quien tu quieras Elenita. Tenemos que celebrar el último premio que te dieron. Si… tu dime cuando. Invitamos a los amigos de siempre… con la comida del restaurant que te gusta…ya sabes si… si quieres dame tu la lista de invitados…

Y luego los preparativos, las otras invitaciones. El Señor repetía como un eco hasta el día del evento:  -Va a venir Elenita Poniatowska.- a todo mundo, tanto para invitar a los otros amigos del “Círculo” (Carlos Monsivais incluido), como para cancelar y acomodar sus citas de ese y los veinte días anteriores y posteriores al evento, y hasta para contratar  a los meseros y la comida repetía como un perico:

- Voy a tener reunión con Elenita Poniatowska, y necesito…

A mi me mandó por alguna cosa, algún dulce de esos que le gustan a “Elenita” pero ese día me dejó salir temprano, por impresentable.

También lo viví con mi mamá, cuando se acercó a ella a partir de una cierta entrevista que  encontró en los archivos de Demetrio Vallejo, de quien estaba realizando su biografía, para preguntarle si era de ella, y pareciera que fue el destino quien la mandó porque coincidió con que por ese tiempo La Poniatowska estaba terminando de preparar la novela “El tren pasa primero”, basada en parte en esa entrevista que mi mamá encontró sin firma, y le pidió a ella y a mi papá que leyeran su borrador, lo que se atestigua en los agradecimientos del libro. Y mi mamá y mi papá soñados, presumiéndole al mundo su relación con “Elena”. (Y cortándome de las reuniones por, doblemente, impresentable)

Y a la vez  como toda “Emperatriz”, genera Partidos y hay quienes no la quieren, que la denostan, que la detestan; que incluso dicen que no escribe sus libros. Que si alguien ganó algo de dinero del Movimiento del 68 y de la masacre del 2 de Octubre fue ella con la venta de  “La Noche de Tlatelolco”, lo cual le da cierto aire de ave de rapiña, además de las acusaciones de plagio esgrimidas por parte de Luis González de Alba.

La cultura, idiosincrasia o forma de ser del Mexicano es Monarquista, aún que lo niegue, (o neguemos). Y Elenita, o Elena, como le dicen los que la quieren, o “La Poniatowska”, como le dicen los resentidos, sin quererlo tal vez, o quizá con cierto plan premeditado dentro de su ADN de aristócrata polaca venida a menos,  fue llenando un papel de Emperatriz que tanta falta nos hace a los mexicanos y así, entre Elena Poniatowska y México se produjo una especie de Feliz Matrimonio, o como dice el dicho, “Se juntó el chirrión con el palito”, y es el personaje más cercano, dentro del ámbito “Cultural” a una especie de “Emperatriz”, que acaba siendo una especie de tapadera para nuestra necesidad de tener reyes o príncipes. 

Esta tradición viene  de  Diego Rivera, Frida Kalho, por ejemplo, que de algún modo llenaron un espacio dentro de la necesidad de “Clase alta con Dignidad”, que tenía y tiene México, y tuvieron un poder no solo económico o artístico si no “Místico”, ejemplificado en el culto a sus personas, que son admiradas por la clase baja o plebe  por que los retrata con dignidad a través de sus obras, pero también por la clase alta, estirados o fifís, por que son triunfadores en este sistema gracias al reconocimiento Internacional, que los hace representar a México en el Extranjero y según su mentalidad colonizada el extranjero no se equivoca nunca y así solo son capaces de admirar a Mexicanos pero “reconocidos en el extranjero”.

En fin. Que tal vez mis palabras en buena medida son fruto de mi resentimiento por no haber sido tocado por una Relación con “La Nobleza de México” y tal vez a lo que aspiro es a ser tragado por el sistema en mi calidad de  Artista Rebelde, no lo se. (Ganar unos pesos por escribir sería magnífico). Ya no se hacia donde ni de donde viene este ensayo, si desde la pasión o la razón, si desde la esperanza o el hastío, si desde la rebeldía o la resignación. O si desde un Republicanismo o desde el pequeño “Monarquista” que todos los mexicanos llevamos dentro, que reniega de serlo pero en el fondo aspira a ser reconocido por el de arriba para despegarse de Los de abajo.

 

Fabián González Hernández.                                  

 

 03 de Diciembre del 2022.

 

 


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