Yo siempre quise un lugar en el mar...
Yo siempre quise un lugar en el mar.
Me enamoré de su azul, de su inmensidad
Quise caber en la humanidad
Y trabajar uno a uno, sentir la hermandad.
Sentirse una hormiga que es parte del Gheto
Y a la vez una flecha, solitaria en el viento.
Esta es la historia de un tipo loco.
De uno que quería lograr la igualdad, la libertad,: la fraternidad humanas.
Pero se aislaba de los humanos. Por individualistas, capitalistas, necios.
Y soñaba pintando paisajes: de anarquía, de plenitud; sin fronteras : proyectando lo que él quería que fuera la galaxia.
Pero nadie quería el arte de un individualista, que se creía el dueño de la verdad y pretendía dar clases de moral, fraternidad, humanidad a los que actúan como masa y solo ven botín, ganancia, más dinero: En las instituciones, en la madre tierra, en la Familia, en las personas.
A los que luchan, estudian, trabajan: pero para ser más que los otros y triunfar por encima de ellos, y tener un coche que los aísle y un título que los distinga. Olvidándose del otro. Ignorando, pisoteando al perdedor. En una vida de “Competencia”, entre hermanos, entre amigos, entre esposos, entre compañeros.
Y le decía su competencia que no tenía talento. Determinaban los comités, la burocracia, los dueños, las “autoridades” que no debía, que no tenía derecho. A ocupar los foros, los museos, las aulas, el espectro electromagnético. Solo el face y la Youtube le estaban permitidos sin necesidad de arrastrarse con algún diputado, burócrata, o “ganador”
Y él se sumergía, como el calamar, olvidando que su mundo no es de este mundo. Que el de él es un mundo paralelo, donde los Apaches vencieron a los Vaqueros y no los exterminaron ni los metieron en una reserva, no; convivieron como iguales y les enseñaron a Conocer y a vivir siendo parte de la Tierra, sin asesinarla, sin parcelarla, sin convertirla en Dinero, por que es nuestra madre y hasta un surco de siembra la lastima, y a respetar a nuestro hermano búfalo y a todos nuestros hermanos animales, cazando, recolectando y hermanando con seres terrestres y extraterrestres a través de las plantas, con nuestra madre como nave espacial, explorando los mundos, externos e internos.
Donde Espartaco Tomó Roma, en el momento justo, y se unieron a su ejercito de esclavos todos los esclavos y sobre Césares y Brutos fundaron un mundo nuevo, sin ciudadanos y sin esclavos, sin plebeyos y sin aristocracia.
Donde Zapata no fue a Chinameca y murió en su cama: viejo, rodeado de su pueblo, al que liberó, de las garras de los “Ulises Criollos” y curas, que se mataron entre ellos y dejaron de hacer de México su botín, y a nuestro pueblo su carne de cañón. Y se repartió la tierra y vivimos en paz, sin leva y sin bandidos.
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